Cierro los ojos y probablemente ya no esté aquí. Tampoco tengo especial interés.
Me gustaría poder subir, escapar si es
posible del veneno que has dejado en el aire que se respira entre tu piel y mi
garganta. Pero no encuentro un rincón oscuro en la habitación por el que
colarme como en la peli Cómo ser John
Malkovich.
Está más cerca de lo que parece el
(in)cierto final.
Ya no creo que quieras detenerte en mi espalda.
Tu incertidumbre aleja el momento que no
llegará.
Lo dejo a ahí, exactamente ahí, por si
algún día te apetece tomar un té helado mientras observo como se derrite el
hielo en tu taza. Mi lado de la cama es cada día más grande y cada noche más
compacta. No protestas, no concibo.
Escucho: EVANESENCE – My immortal.
15/07/2008*
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